martes, febrero 06, 2001

Generalizaciones, hechos aislados y participación



Vuelvo a aclarar que escribo desde la República Argentina, y lo reitero porque no es un detalle menor.

Nuestros viajes recientes fuera de Argentina, y muy especialmente las actividades de apoyo al Desarrollo Micro Regional que estamos comenzando a llevar a cabo en la República del Paraguay, nos sugieren que varios de nuestros pensamientos están muy determinados por la situación cultural y social argentina, por lo que las generalizaciones pueden resultar dudosas.

Sin embargo, nos parece importante exteriorizar estas reflexiones, porque se refieren a pensamientos que, en nuestro espacio doméstico, constituyen conflictos repetidos y no resueltos.

Aquellos de nosotros que -muy jóvenes- tuvimos algún protagonismo político en los años '70, recordamos los discursos grandielocuentes que prometían inmediatas auroras rojas que cambiarían el mundo haciendo a todos muy felices. Para ello había que derrotar a los enemigos del pueblo, seres malignos, responsables de todos los horrores del mundo.

No había matices.
Se era bueno o se era malo.
Se era revolucionario o reaccionario, sin que cupiera ninguna otra posición.
Además, todo era verdad, y cada uno la poseía entera.

Lo individual era -casi- una mala palabra, e izquierdas y derechas, exigían fidelidades absolutas e irrenunciables a la "verdad" que encerraban.

El "pueblo" por un lado, y la "patria" por otro, eran conceptos que nadie explicaba pero todos creian entender sin cortapisas.

Como todo imperio de mil años, los procesos terminaron prontamente, en la derrota, el desastre y la vergüenza.
Y quizás por esa fractura, cayó la fé en el pensamiento excesivamente generalizador. Ese pensamiento que lo explica todo desde unilaterales puntos de partida.

Sin embargo, actualmente parecemos haber accedido a afirmar una posición contraria, fuertemente individualista, pero tan excesiva como aquella.

Hoy, en Argentina, vemos aflorar la cerrada negativa social y de los medios de difusión, a todo discurso que pretenda tener alguna validez general para algún aspecto de la realidad.

Se impone -casi por la fuerza- el análisis de los hechos aislados, separados de sus contextos, a los que se descalifica como generalizaciones insustanciales.

Y esto incide sustancialmente en nuestro trabajo.

Porque el diseño de programas de Desarrollo Micro Regional, implica analizar y crear contextos, definir marcos más o menos generales, emitir juicios sobre procesos que encuadran muchos hechos diferentes.

Si el desarrollo se logra a fuerza de acciones individuales, esas acciones necesitan tener coherencia -interna y entre sí-, para que el resultado sea el buscado.

Cuando una comunidad nos pide auxilio para su desarrollo, lo que espera son instrumentos que les faciliten cambios tales, que les permita a todos ser mas felices, y no capacitaciones aisladas para el enriquecimiento de algunos y la conservación del dolor de los demás.

Sin embargo, esa expectativa de mejora comunitaria choca contra la falta de confianza en las gestiones de coordinación.
Cada uno quiere que el beneficio le alcance a sí mismo y rápido...., y en cuanto al resto... ya veremos...

Con frecuencia nos ha resultado muy difícil resolver esa contradicción, que tiene un modo de expresión en la reticencia a toda participación en los esfuerzos, acompañada de una fuerte tendencia a participar en beneficios para los que no se ha aportado.

Estamos haciendo un gran esfuerzo en mejorar nuestra comprensión de este problema, y nos gustaría escuchar sus opiniones y experiencias.

Esperamos tus noticias en: opiniones@estudioig.com