viernes, julio 29, 2005

Las complicidades del subdesarrollo

Pareciera que acusar a los países desarrollados y a las organizaciones multilaterales de los problemas del subdesarrollo produce, en los habitantes de los países pobres, una sensación de regodeo.

Acusar a otros de nuestros propios problemas, nos libera de responsabilIdades y del riesgoso desafío que implica animarnos a asumir, con madurez, nuestro propio futuro, haciéndonos cargo del éxito o del fracaso.

Esto no significa negar la evidente responsabilidad de algunos actores económicos en la producción de la situación de ruina que aqueja a ciertos sectores sociales, sino reconocer que, a pesar de las culpas que pudieramos cargar sobre otras espaldas, toda modificación importante de nuestra situación depende de la acción llevada a cabo por nosotros mismos, en el marco de nuestras posibilidades y de nuestras restricciones.

Para ello, no sólo es necesario trabajar sobre el recupero de la identidad que caracteriza a cada comunidad y a cada pueblo, sino capacitarse en el conocimiento de las herramientas técnicas y de gestión necesarias para llevar a cabo nuestros propósitos, dejando de ser cómplices de nuestro propio subdesarrollo.

Ello, implica aceptarnos a nosotros mismos, en lo que somos, y, desde allí, construir el futuro que queremos, diseñando el "modelo" dentro del cual deseamos desarrollarnos.

En otras palabras, enunciar el futuro que queremos para nosotros y para nuestros hijos; "modelo" que habrá de definir las líneas de acción y el tipo de decisiones a tomar.

Pero eso solo no basta, porque una vez diseñado el "modelo", debemos acudir a las herramientas de conocimiento y de gestión necesarias para lograr los objetivos.

Y para ello, necesitamos contar con la destreza suficiente, lo que implica asumir un decidido compromiso de capacitación.

Así pues, mientras nos sigamos limitando a atribuir culpas a los "otros" y minimicemos nuestra propia responsabilidad en lo que nos pasa, poco podremos esperar del futuro.

Asumirnos, capacitarnos y esforzarnos en la acción debieran ser necesidades inseparables de nuestro deseo de lograr, para nuestras comunidades empobrecidas, un desarrollo armónico y equitativo.

Hasta la próxima.

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