domingo, mayo 06, 2012

Argentina: epopeyas públicas y tramas de complicidades privadas

Tratar de comprender los complejos juegos que animan a la cultura argentina implica profundizar en un mundo de escondidas elusiones y de misteriosas tramas.
Con una población cuyos múltiples orígenes étnicos y nacionales definieron la pérdida de sus identidades originales (que perviven como lejanas brumas en los diferentes grupos sociales), y con una historia diseñada a medida de la necesidad de crear, artificialmente, una nueva identidad grupal, la Argentina navega a la deriva sin poder armonizar las pulsiones profundas de su pueblo.
Sin los acuerdos propios de lejanas historias compartidas, las actuaciones políticas y las actividades sociales se vuelven tramas de complicidades que esconden el juego de intereses que configuran la realidad, caso por caso.
Las estructuras institucionales y sus cuerpos jurídicos se tornan escenarios superficiales, en los que los funcionarios desdoblan su actividad entre los roles de aparentes cumplidores de las normas y los de ejecutores de sus intereses privados, alejados de toda legalidad.
En esa situación, el manejo de la población se realiza a partir de la creación renovada de epopeyas públicas, que encubren las tramas de oscuras complicidades en las que se funda la gestión del poder del Estado.
El ejercicio del poder político se torna en una obra teatral en la que nadie cree, a pesar de que, a su modo, todos siguen el libreto.
Mientras las personas, individualmente, se sumergen en una confusión sin parámetros, en la que priman las pulsiones por sobrevivir del modo que cada uno encuentra a la mano.
En ese contexto no hay posibilidad de proyecciones estratégicas, ni de diseño de marcos globales de interpretación verosímiles.
La racionalidad se nos escapa, como el agua entre los dedos, mientras se impone la creencia compulsiva como último refugio para evitar caer en la psicosis social.
Resulta ilustrativo el artículo publicado por Moisés Naím en el diario El País, referido a los Estados mafiosos: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/05/actualidad/1336245036_975620.html
Ante este panorama, ¿con qué elementos habremos de Inventar el Futuro?
Hasta la próxima...

domingo, marzo 04, 2012

Islas Malvinas. La exacerbación de una causa nacional

Desde siempre el vínculo de un pueblo con su territorio ha sido una relación dinámica determinada por factores geográficos, ambientales, históricos, culturales, demográficos, económicos, estratégicos, políticos, etc.

Con mayor o menor velocidad las fronteras cambian, siempre.

Cuando la Argentina declaró su independencia en 1816 el territorio nacional se limitaba a una franja que corría de este a oeste y abarcaba sólo a las provincias centrales. Ni el norte ni la patagonia eran parte del territorio patrio original.

Luego, diversos gobiernos centrales fueron tomando medidas políticas y militares para ampliar aquel espacio, hasta definir el territorio de la Argentina de hoy.

Y, obviamente, lo que la Argentina ganó en extensión es equivalente a lo que otros perdieron.

Quiero decir que en esto no hay valores absolutos, ni el derecho a un territorio es inherente a ninguna inviolable ley divina.

El siglo XX fue pródigo en cambios y modificaciones territoriales, en especial, luego de la conclusión de las muchas guerras que provocamos y sufrimos los humanos.

Pretendo enmarcar en ese contexto este análisis del conflicto que enfrenta a Argentina y a Gran Bretaña por la soberanía sobre las islas de Atlántico Sur, entre ellas, las Islas Malvinas, o Falkland para los lugareños y los ingleses.

Sin embargo, no es mi intención referirme a los derechos que pudieran argumentar a su favor unos y otros, sino a lo que se muestra como el evidente intento del gobierno argentino de exacerbar una causa nacional, para desviar la atención de los graves problemas internos que se avisoran en el horizonte político y económico local.

La estimulación del rencor en contra de Inglaterra por parte del gobierno nacional argentino no obedece a ningun "hecho nuevo", que pudiera haber modificado la situación que se arrastra desde hace muchos años entre ambos países.

El único "hecho nuevo" es interno, y se refiere a la cada vez más evidente imposibilidad de seguir sosteniendo una política económica basada en el subsidio y no en la producción.

El previsible fracaso de ese modelo de privilegios -casi feudales- es muy probable que conduzca a una situación social de mucha inestabilidad, que se intenta controlar desde ya, construyendo un espejismo distractivo que sirva para transferir el malestar hacia otros supuestos responsables.

Llama la atención el modo en el que se vuelve a tratar de reflotar la "causa Malvinas" ante la inminente crisis del actual modelo económico político, tratando de reproducir hoy el intento que realizara el gobierno militar en 1982, cuando se lanzó a la aventura de recuperarlas militarmente, para encubrir la incapacidad que lo embargaba entonces.

No ponemos en duda los derechos argentinos sobre las islas, pero, no nos dejemos engañar otra vez.

Separemos la histórica reivindicación argentina sobre las Islas Malvinas de los ocasionales intentos de manipulación de sectores del poder, que pretenden esconder tras ella su previsible fracaso.

Hasta la próxima.

miércoles, febrero 15, 2012

Argentina. Fueron las papeleras, hoy es la megaminería

Cuando se mira a la Argentina desde el exterior, se ve a un país poblado de personas amables, inteligentes y cordiales, pero con una increíble inclinación para generar fantasías sociales, en las que depositan su fe de modo compulsivo, más allá de toda racionalidad.

El conflicto que los argentinos plantearon al Uruguay, hace algunos años, por la instalación de una pastera en la localidad de Fray Bentos, que tenía (tiene) una tecnología infinitamente más moderna y menos contaminante que las decenas de pasteras argentinas, que siguen deteriorando grave y alegremente a lo largo y ancho del país (con consecuencias gravísimas para ecosistemas propios y compartidos, como la del Alto Paraná en relación a Paraguay), parecen el antecedente psicopático de la batalla que hoy algunos emprenden en contra de la megaminería.

Combatir en forma genérica la megaminería, no es demasiado diferente a combatir en forma genérica a la matemática o a la astronomía.

La minería es la actividad más antigua de los antecesores de los seres humanos, ya que tiene casi cuatro millones de años de antiguedad y es la base de la cultura, que para su desarrollo y en los componentes que utiliza, depende absolutamente de ella.
¿Como podríamos tener cuchillos y tenedores, llaves, relojes, anteojos, bicicletas, autos, aviones, teléfonos y computadoras, y cuanto otro objeto se nos ocurra, sin minería?

Por su parte, que se trate minería de superficie o de profundidad, y que su carácter sea "macro", o "micro", no depende -en la mayoría de los casos- de cuestiones políticas, sino técnicas y de localización, y de tipo y ley del mineral.

Por supuesto que eso no justifica que todas las explotaciones se puedan llevar adelante en cualquier lugar y a cualquier costo. Porque aun reconociendo que todas las actividades humanas transforman (y como tal, deterioran) en mayor o en menor grado el ambiente, debemos tener en cuenta que para regular las explotaciones, existen herramientas técnicas y de gestión que es necesario aplicar en cada caso concreto, autorizando o negando la posibilidad de realizar la explotación, luego de evaluadas las variables inherentes a cada situación puntual.

Lo preocupante es que, como en el relato de los molinos de viento de Don Quijote, una parte del pueblo argentino -junto a muchos de sus dirigentes- parece tener una especial tendencia a mitificar, generando enemigos en contra de los cuales lanzarse y batirse, aún en oposición a toda razón.

Pero esto no es todo.

Cuidado!

Estamos empezando a hacer lo mismo con la reivindicación respecto a las Islas Malvinas..., pero eso será motivo de otro post.

Hasta la Próxima.

viernes, enero 20, 2012

Megaupload: la brutalidad del autoritarismo

El cierre intespestivo del sitio web de alojamiento de archivos "Megaupload", muestra los niveles de brutalidad a que puede llegar el poder, cuando carece de escrúpulos y de sentido común.
Más allá del juicio que pudieran merecer los infractores de copyright, miles de personas guardaban allí sus archivos personales, que les han sido arrebatados en forma brutal e imprevista.
Investigaciones, textos varios, películas y fotos personales, de propiedad legítima y personal del titular de cada cuenta, han desaparecido sin posibilidades de ser recuperados.
El poder de un sector de intereses, asociado a la banalidad política, tiene riesgozas consecuencias.
Pero hay algo más, esto muestra que los Estados Unidos, al tiempo que se está debilitando, está empezando a albergar conductas cada vez más peligrosas....
Esto va a obligar a replantearse muchas políticas respecto del uso de Internet..., y de varios otros aspectos de la realidad social...
Levantemos la voz, en defensa de nosotros mismos...!!!