domingo, marzo 04, 2012

Islas Malvinas. La exacerbación de una causa nacional

Desde siempre el vínculo de un pueblo con su territorio ha sido una relación dinámica determinada por factores geográficos, ambientales, históricos, culturales, demográficos, económicos, estratégicos, políticos, etc.

Con mayor o menor velocidad las fronteras cambian, siempre.

Cuando la Argentina declaró su independencia en 1816 el territorio nacional se limitaba a una franja que corría de este a oeste y abarcaba sólo a las provincias centrales. Ni el norte ni la patagonia eran parte del territorio patrio original.

Luego, diversos gobiernos centrales fueron tomando medidas políticas y militares para ampliar aquel espacio, hasta definir el territorio de la Argentina de hoy.

Y, obviamente, lo que la Argentina ganó en extensión es equivalente a lo que otros perdieron.

Quiero decir que en esto no hay valores absolutos, ni el derecho a un territorio es inherente a ninguna inviolable ley divina.

El siglo XX fue pródigo en cambios y modificaciones territoriales, en especial, luego de la conclusión de las muchas guerras que provocamos y sufrimos los humanos.

Pretendo enmarcar en ese contexto este análisis del conflicto que enfrenta a Argentina y a Gran Bretaña por la soberanía sobre las islas de Atlántico Sur, entre ellas, las Islas Malvinas, o Falkland para los lugareños y los ingleses.

Sin embargo, no es mi intención referirme a los derechos que pudieran argumentar a su favor unos y otros, sino a lo que se muestra como el evidente intento del gobierno argentino de exacerbar una causa nacional, para desviar la atención de los graves problemas internos que se avisoran en el horizonte político y económico local.

La estimulación del rencor en contra de Inglaterra por parte del gobierno nacional argentino no obedece a ningun "hecho nuevo", que pudiera haber modificado la situación que se arrastra desde hace muchos años entre ambos países.

El único "hecho nuevo" es interno, y se refiere a la cada vez más evidente imposibilidad de seguir sosteniendo una política económica basada en el subsidio y no en la producción.

El previsible fracaso de ese modelo de privilegios -casi feudales- es muy probable que conduzca a una situación social de mucha inestabilidad, que se intenta controlar desde ya, construyendo un espejismo distractivo que sirva para transferir el malestar hacia otros supuestos responsables.

Llama la atención el modo en el que se vuelve a tratar de reflotar la "causa Malvinas" ante la inminente crisis del actual modelo económico político, tratando de reproducir hoy el intento que realizara el gobierno militar en 1982, cuando se lanzó a la aventura de recuperarlas militarmente, para encubrir la incapacidad que lo embargaba entonces.

No ponemos en duda los derechos argentinos sobre las islas, pero, no nos dejemos engañar otra vez.

Separemos la histórica reivindicación argentina sobre las Islas Malvinas de los ocasionales intentos de manipulación de sectores del poder, que pretenden esconder tras ella su previsible fracaso.

Hasta la próxima.