miércoles, enero 30, 2019

Sociedades clausuradas 3 (la imaginación)

Terminábamos el post anterior señalando que si no somos capaces de imaginar el futuro, nunca podremos materializarlo.
Es curioso advertir que todas las herramientas de gestión de organizaciones de cualquier tamaño comienzan siempre por configurar una imagen o una representación detallada de lo que se espera para partir de ella en la construcción del programa y de las vías y procedimientos que se aplicarán.
Esto no excluye buscar coherencia en la "filosofía" (¿ideología?) que dará coherencia al conjunto; sino que modelar la imaginación es, quizás, el paso siguiente al de la definición de la "filosofía" del proyecto o del emprendimiento, a pesar de que, en ciertos casos, hasta puede prescindir de ella.
A pesar de que esto puede parecer demasiado simple, no lo es, en la medida que exige de nosotros la aplicación de capacidades que no tenemos suficientemente entrenadas; capacidades para mirar el futuro desde la acción positiva y no desde resentimiento o el temor, que es el recurso al que solemos acudir con mayor frecuencia.
Después seguimos...

martes, enero 29, 2019

Sociedades clausuradas 2 (nosotros y los otros)

Señalaba en mi post anterior (y recuerden que hablo desde Argentina) que, a mi criterio, tres elementos incidían en que nuestras sociedades tengan grandes problemas para construir su imagen de mundo y, consecuentemente, definir su identiddad y su lugar en él.
Esos tres elementos eran:
1- Los esquemas preterminados culturalmente, reproducidos -y "enriquecidos"- por quienes organizaron nuestra educación.
2- Los marcos, imágenes y escenarios determinados y creados mediante presiones mediáticas, y
3- La transmisión de información manipulada o directamente falsa, que nos resulta imposible de contrastar o de corroborar.
En esos entornos, definidos por la forma en la rememoramos nuestra historia y configuramos la imagen del presente, intentamos proyectarnos al futuro social y político como nación.
Pero, curiosamente, nuestras proyecciones hacia el futuro no están construídas alrededor de imágenes positivas, que nos incluyan a todos como un pueblo unificado y en pretendidos estados de satisfacción y de felicidad.
En lugar de ello procuramos proyectarnos al mañana cultivando con ahinco resentimientos y odios recíprocos, en los que priman la animosidad, las acusaciones por los fracasos, los reclamos por las frustraciones y los deseos de venganza, suponiendo -implícitamente- que sólo con la satisfacción de estos oscuros sentimientos podremos realizarnos y ser felices.
Inmersos en ese panorama, sólo miramos al pasado, remarcando los supuestos errores ajenos, mientras resaltamos los pretendidos aciertos y virtudes propias, poniendo el "mal" en "los otros", en tanto atribuímos el bien al "nosotros".
Así, "los otros", hagan lo que hagan, siempre están equivocados, en tanto "nosotros", cualquiera sea nuestra posición estamos invariablemente en lo cierto.
Pero esto no es todo.
En ese marco infantil de conflictos nos encerramos, sin posibilidad de imaginar algún posible futuro luminoso que nos incluya .
Y, si no lo podemos llegar a imaginar, menos podremos materializarlo.
Pero esto será objeto del próximo post.