miércoles, abril 08, 2020

Pospandemia: ¿utopía o distopía?

¿Utopía o distopía?
Hablamos de la pandemia de Covid19 y de sus consecuencias.
Aunque el drama nos alcance en forma individual y nuestro cuerpo quede en el camino, no podemos menos que estar contentos.
Cuando un orden tan poderoso como el desarrollado por el corporativismo entra en crisis, lo único que podemos sentir quienes queremos un mundo más equilibrado y armónico es alegría, por el protagonismo que nos augura, tanto a nosotros como a quienes nos sigan en el tiempo.
Asombra ver como una pandemia ha derrumbado un orden poderoso, cuidadosamente construído tras un único fin: el lucro, logrado a costa del abandono toda otra consideración ambiental o humana.
Somos testigos de un proceso que puso en evidencia que existen problemas que no pueden ser abordados eficazmente por las Corporaciones, mostrando al mismo tiempo la necesidad ineludible del Estado.
Además, dos meses de enlentecimiento de las actividades industriales de perfil global ha logrado más beneficios en el medioambiente que cuarenta años de discusiones jurídicas y técnicas alrededor del problema, llevadas a cabo infructuosamente por miles de políticos y expertos.
Es evidente que esto está mostrando un camino, y sugiere las líneas que se irán fortaleciendo en el desarrollo futuro.
Tres campos sufrirán las modificaciones mayores, planteando cada uno de ellos luces y sombras inéditas.
En primer lugar, los Estados nacionales van a verse potenciados, a partir del reconocimiento de la necesidad de su existencia.
Sostener que el Estado es el principal obstáculo al desarrollo, como plantea el corporativismo ha quedado absolutamente desvirtuado.
En lugar de ello, ha quedado claro que sólo un Estado fuerte y bien organizado puede enfrentar las dificultades que plantea la búsqueda y gestión del interés común.
En segundo lugar, las Corporaciones se verán en la necesidad de reformular sus sistemas de producción basados en la distribución global de las cadenas de suministros.
Este problema no es mera consecuencia de la pandemia, sino que fue anticipado por la guerra comercial iniciada por los EEUU en contra de China y potenciado por el COVID-19.
Esto va a inducir una disminución de la producción, una deglobalización y una relocalización de las unidades productivas, con grandes consecuencias territoriales y gran influencia en la ocupación laboral.
También habrá una fuerte retracción de la demanda y de los intercambios, con consecuencias beneficiosas para el medioambiente.
En tercer lugar, las consecuencias sociales de la deglobalización, relocalización y reducción productiva, sumada a la caída de la economía mundial, va a dejar a grandes masas de personas empobrecidas y desocupadas, en Estados imposibilitados de ofrecer asistencia en el largo plazo.
Eso va obligar a potenciar las formas de producción basadas en el esfuerzo propio y la ayuda mutua, distribuidas de modo diferente a los hoy existentes en las grandes ciudades, cuya estructura y topología está directamente vinculada a los modos productivos que han entrado en crisis.
Esto no significa que los cambios se harán sin conflictos, ni que el futuro será un espacio necesariamente mejor al actual.
Grandes enfrentamientos entre los sectores que ostenten diversas miradas de mundo y defiendan distintos intereses pueden tener lugar.
Nada asegura la buena calidad del mundo que podremos construir.
Pero, nunca antes de ahora se había abierto una posibilidad tan marcada de transformar el sistema corporativo impuesto globalmente a toda la sociedad, cuya fortaleza le aseguraba carecer enemigos, hasta que su propio incremento de complejidad, su falta de flexibilidad y la fuerza de la naturaleza misma le dijo “hasta acá llegamos”.
De nuestra propia habilidad, del juego de fuerzas y del modo como se lleve adelante el juego, va depender la calidad de mundo que nos espera.
Con seguridad no será un mundo de utopía, pero si somos capaces de incidir positivamente en el proceso, es seguro que vamos a poder evitar la distopía que el sistema corporativo abría a nuestro paso.
Termino con una frase del mayo francés: “La imaginacion al poder
¡Salud, por eso!